¿Te gustan los videojuegos? ¿Te imaginas si tu vida fuera como uno? Pues te tengo una buena noticia: ¡tu vida es un videojuego! Y tú eres el protagonista. Pero no un protagonista cualquiera. Eres un héroe que practica el NetKaizen: el primer sistema de éxito integral para acercarte cada día a tu mejor versión.
¿Y sabes qué es lo que hace que los videojuegos sean tan adictivos y divertidos? Que tienen sistemas de recompensas. Cada vez que superas un nivel, consigues una moneda, un objeto o un logro. Y eso te motiva a seguir jugando y mejorando.
O, como explica la neurociencia, a activar tus RUTAS DE DOPAMINA.
Pues lo mismo pasa en la vida real. Si quieres ser exitoso en el amor, la salud y el trabajo, tienes que recompensarte por tus logros. Porque de esta manera le dices a MIA (tu Mente Inconsciente Arrolladora): ¡bien hecho! ¡sigue así! ¡te lo mereces!
Así que tengo otra buena noticia para ti:
A partir de ahora vas a premiarte como un HDLGP.
Vas a ser ese cabronazo que sabe darse regalos cuando toca, vas a ser esa zorra capaz de amarse sin piedad.
Y eso no te va a hacer menos, sino más ganador. Porque… ¿sabes qué es lo que diferencia a las personas exitosas de las que no lo son? Que las primeras se dan premios por sus logros mientras que las segundas lo hacen para evadirse del hecho de que no han logrado nada.
Porque las primeras entienden que la vida es un juego de sinergias entre el esfuerzo y el placer, entre el sacrificio y la recompensa, entre el estrés y la relajación. Y porque las primeras saben que si no se recompensan por esforzarse, están enviando un mensaje negativo a su cerebro: que no vale la pena hacer lo que hacen, que no merecen ser felices, que no tienen control sobre su vida. Y eso les lleva a perder la motivación, la confianza y el entusiasmo.
Pero tú no eres así. Tú eres una persona inteligente, valiente y ambiciosa. Tú eres un condenado kaizeneka. Y por eso tú sabes que cada vez que consigues algo importante en tu vida, tienes que recompensarte por ello. Porque así le dices a MIA: ¡bien hecho! ¡sigue así! ¡te lo mereces! Y porque así generas un círculo virtuoso de mejora continua e integral.
¿Acaso no es eso lo que hace un videojuego para convertirte en un triste yonqui de la pantalla? Pues yo te digo: hazte un yonqui de la automejora.
¿Has trabajado eficientemente toda la semana? Celébralo con un masaje, un spa o un baño relajante. Si has cumplido un objetivo personal o profesional, planea un viaje, una escapada a la naturaleza o una aventura con tu perro. Si has superado un reto o una dificultad, cómprate un regalo, un capricho o un detalle. Y si has terminado un proyecto o una tarea, organiza una fiesta, una salida o una diversión.
Lo que más te lucre. Y si resulta que lo que más te pide el cuerpo es un trabajuguete que te permite hacer eso que haces con mayor eficiencia y disfrutando más del proceso, mejor me lo pones. Ahí estaríamos generando una potentísima sinergia entre dos súper hacks de la Gamificación NK: recompensarte y trabajugar.
Pero ojo: no todas las recompensas valen. Hay algunas que son contraproducentes y te alejan de tu éxito. Por ejemplo: si te premias con una pizza después de hacer ejercicio; si te compras algo caro después de ahorrar; si te emborrachas después de aprobar un examen.
Estas recompensas son trampas que te hacen sentir bien momentáneamente pero que en realidad te perjudican a largo plazo. Porque le estás diciendo a MIA: no vale la pena esforzarse; el placer está en lo que me hace daño; el éxito es aburrido.
¿Qué tipo de recompensas son las adecuadas entonces? Aquellas que están alineadas con tu objetivo y que refuerzan tu identidad como héroe kaizeneka.
Por ejemplo, si quieres aprender un nuevo idioma, puedes premiarte con una cena en un restaurante de comida típica del país que estamos estudiando después de alcanzar un objetivo de comprensión oral o de conseguir un buen resultado en un examen.
¿Has cumplido con el número de entrenamientos que te habías fijado como meta? Quizás es momento de regalarte esas zapatillas o esos guantes que, además, son trabajuguetes.
Si en cambio tu objetivo es mejorar tus habilidades en tu trabajo, una recompensa adecuada podría ser comprar un libro o inscribirte en un curso de formación.
O puede que te hayas propuesto lanzar un número de «flyers» por semana con desconocidas que te atraen: pues ha llegado la hora de recompensarte con esa chaqueta que te hará más atractivo y aumentará tu confianza en futuras interacciones.
¿Lo pillas?
Estas recompensas son sinergias positivas que te hacen sentir bien y que además te ayudan a avanzar hacia tu éxito integral. Porque le estás diciendo a MIA: vale la pena esforzarse; el placer está en lo que me hace bien; el éxito es divertido.
Cuando hagas esto, no sólo te vas a sentir más motivado, sino más concentrado en tus metas y objetivos. Porque, como en un videojuego, las recompensas no solo te incentivan, sino que también te ayudan a mantenerte enfocado y comprometido con tu objetivo final.
Pero recuerda, estas recompensas son solo eso: recompensas. No son fines en sí mismos sino medios para seguir avanzando hacia tu mejor versión. No son excusas para dejar de entrenar ni para descuidar otras áreas de tu vida. Eso déjaselo a los atrapaditos que necesitan desviar la atención de su mediocridad. Para ti, son incentivos para seguir creciendo como persona y como profesional, que es lo verdaderamente divertido.
¿Y sabes lo mejor de todo esto? Que puedes hacerlo a tu manera. No tienes que seguir un patrón rígido de recompensas y castigos como en un videojuego tradicional. Puedes crear tus propias reglas, tus propias metas y tus propias recompensas. Puedes elegir lo que más te lucra, lo que más te inspira y lo que más te ayuda a seguir adelante. Puedes personalizar tu propio juego de la vida.
Así que dime: ¿qué vas a hacer hoy para premiarte por tus logros? ¿Qué vas a hacer mañana para seguir mejorando? ¿Qué vas a hacer pasado mañana para acercarte más a tu mejor versión?
Por cierto, ¿te he dicho ya que esto sólo es una parte del increíble sistema de éxito integral en el que estoy trabajando?
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